Los problemas y dolores de espalda no solo se producen como consecuencia de trabajos dinámicos, esto es, levantar cargas pesadas o levantarlas incorrectamente; los trabajos de esfuerzo estático como el mantenimiento de posturas fijas durante largos períodos de tiempo pueden ser tanto o más perjudiciales para nuestra espalda como un gran esfuerzo mal realizado. Desde Muévete Conmigo te contamos todo sobre el dolor lumbar y los efectos de práctica deportiva sobre este.
¿Qué produce el dolor lumbar?
Algunos autores afirman que la verdadera causa de los dolores de espalda es de origen desconocido en la mayor parte de los casos (White y Panjabi, 1990); y que en el 80-90% de los casos no es posible un diagnóstico preciso (Pope y Novotny, 1993), debido a la interrelación de aspectos clínicos, socioeconómicos, psicológicos y laborales.
Cuando se trata del dolor lumbar, la postura sedente tiene el efecto, sobre la columna vertebral, de provocar una disminución de la lordosis lumbar. Esta postura ocasiona que el disco intervertebral se proyecte hacia atrás, aumentando la tensión de las fibras posteriores del anillo fibroso; y a nivel de los ligamentos posteriores de la columna, su estiramiento mantenido, siendo este el responsable del dolor quemante que aparece después de mantener mucho tiempo la postura.
Permanecer en una postura de manera prolongada y sin movimiento, tiene efectos adversos. La contracción isométrica sostenida no permite que el músculo se relaje. Además, se genera una compresión vascular. Los ligamentos, que son estructuras ricamente inervadas, están sometidas a tensión y estiramiento mantenido. Esto ocasiona, a largo plazo y comúnmente, un dolor considerable.
![Es mejor prevenir el dolor lumbar con actividad física](https://cuidartusalud.es/wp-content/uploads/2024/12/dolor-lumbar.jpg)
El ejercicio: ¿Una solución para el dolor lumbar inespecífico?
Según un estudio de 2024, el dolor lumbar inespecífico afecta al 70% de la población. Este dolor está vinculado a conductas sedentarias y presenta una desconexión entre anomalías estructurales y la experiencia dolorosa. Actualmente, el ejercicio físico se considera la primera línea de tratamiento, mejorando la biomecánica y la autogestión del dolor.
En una revisión de la literatura científica de 2020, se manifiesta que la evidencia avala que el ejercicio físico, guiado por expertos y complementado con educación, es efectivo en el manejo del dolor lumbar. Eso sí, es muy importante evitar el reposo absoluto, pero es imprescindible dejar que los músculos se recuperen para no agravar las lesiones. Cabe destacar que el uso de faja lumbar y corsé, así como la práctica de ejercicios no guiados y las intervenciones ergonómicas, son poco efectivas para el manejo del dolor lumbar.
En el caso de los problemas de espalda, los expertos recomiendan que la mejor solución es la prevención. Es decir, es necesario ponerse manos a la obra para evitar la aparición de molestias. Estudios realizados por los expertos determinan que en las poblaciones con dolor lumbar inespecífico, el 69% de las personas encuestadas no realizaban nunca ninguna actividad física o deportiva.
Se sabe, además, que las personas con una buena forma física y una vida alejada del sedentarismo son menos propensas a sufrir dolores de espalda a largo plazo.
Los efectos de la actividad física para la espalda
El ejercicio muscular produce una vasodilatación importante a nivel de los músculos en movimiento. Es decir, resuelve el problema de obstrucción circulatoria, cosa que favorece el metabolismo del tejido muscular; esto, a la vez, facilita la expulsión y destrucción de toxinas que están favoreciendo el dolor y la fatiga muscular. La acción mecánica de la práctica deportiva realiza un automasaje del sistema venoso, algo que favorece la circulación de retorno.
La pauta de ejercicios recomendable debe cumplir dos objetivos. En primer lugar, ejercicios que permitan el estiramiento y la relajación de los músculos con tendencia al acortamiento; por otro lado, ejercicios que promuevan la tonificación de aquellos músculos claves para la estabilidad y protección de la columna vertebral. Los músculos más importantes que deben tonificarse, en este sentido, son los abdominales, glúteos y paravertebrales.